Los gatos de Freddie Mercury



Freddie Mercury, líder y vocalista de la agrupación británica Queen, cumpliría el día de hoy 68 años de vida.

Fue un artista sumamente creativo y versátil, sus composiciones iban desde temas como Bohemian Rhapsody e interpretaciones como Princes Of The Universe. Como solista, editó los álbumes "Mr. Bad Guy" y "The Freddie Mercury Album", con el que llegó al número 6 en Reino Unido.

¿Sabías que esta enorme estrella del rock tenía debilidad por los gatos? 

Freddie Mercury fue el dueño de Tom, Jerry, Oscar, Tiffany, Delilah, Goliath, Miko, Romeo y Lily. De hecho su álbum "Mr. Bad Guy", estaba dedicado a su extensa tropa gatuna, y también “a todos los amantes de los gatos del universo”. 

La mayoría de las mascotas de Mercury provenían de la Blue Cross, una asociación protectora de animales arraigada en Inglaterra. Sólo Tiffany, una Himalaya, llegó de un criadero. Allí la compró Mary Austin, ex novia de Freddie, y se la regaló. Los demás eran gatos de la calle, rayados, blancos, negros, tricolores. Entre ellos, Delilah, una hembra grande y fuerte, considerada la favorita de Freddie y que tuvo el honor de que le dedicara una canción. (Ver video)





Los gatos de Mercury eran felices, estaban bien cuidados, quizá un poco mimados. A cada gato se le preparaba su propio calcetín navideño (como es tradición en el Reino Unido), y se llenaba de golosinas y juguetes. Disfrutaban de la casa entera, podían pasearse por los jardines a su aire durante todo el día. Y por supuesto tenían sus manías. El pequeño Goliath solía desaparecer si había visitas, y habitualmente lo encontraban dormido en algún lavabo. Delilah salía corriendo en busca de Freddie para que la protegiese cada vez que se sentía amenazada; cuando él enfermó y pasó mucho tiempo confinado en la cama, la gata lo acompañó en todo momento. Sus fans conocían sus gustos, y muchos le enviaban gatos de peluche y figuritas. Otros llamaron “Freddie” a sus propias mascotas felinas. 

Tras la muerte de Mercury, comenzó a comentarse el contenido de su testamento: los principales beneficiarios fueron sus compañeros más fieles e incondicionales, sus gatos.




El cariño que Freddie sentía por sus mascotas era tal que, cada vez que viajaba como consecuencia de las giras, les llamaba por teléfono para hablarles; por ello no resultaba descabellado que una de las excentricidades del artista fuera dejar sus pertenencias a sus mininos.

En el libro “Freddie Mercury. Su vida contada por él mismo” de Robin Book, construido con declaraciones extraídas de las pocas entrevistas que concedió, el vocalista de Queen hace mención a su herencia: “Nadie más sacará un solo penique, excepto mis gatos Oscar y Tiffany. Aparte de ellos, no voy a regalar ninguna de mis cosas cuando esté muerto. Voy a acapararlo todo. Quiero que me entierren con todas mis cosas. Y aquel que quiera algo, puede venir conmigo. ¡Habrá muchísimo espacio!”

A pesar de estas declaraciones, los adorados mininos de Freddie Mercury no se convirtieron en millonarios al heredar la vasta fortuna del cantante. En su testamento, Mercury repartía parte de su riqueza para sus padres y su hermana. Delilah, Oscar, Tiffany y el resto de la pandilla felina, no figuraban entre los destinatarios del testamento. Mary Austin no solo fue una exnovia dentro de la vida del vocalista, también ejerció el papel de esposa, hermana y madre. Solo ella sabe dónde se esparcieron las cenizas del líder de Queen. 





Donald McKenzie, con la ayuda de Joe (amigo de Freddie), 
buscó viejas fotos de todos los gatos de Freddie 
y le hizo un chaleco con las imágenes.







Fuentes:

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