Zach Skow, el hombre que salvó su vida gracias a sus perros



Zach Skow a sus cortos 28 años, ya tenía problemas graves de salud y probablemente moriría debido a la aguda cirrosis y hepatitis alcohólica que afectaba a su enfermo hígado.

Pero cada vez que Zach se miraba al espejo y veía su deprimente estado de salud, también veía a su perro Tug sentado justo detrás de él, mirándolo y moviendo su cola. Esa silenciosa compañía lo ayudaba a sentirse mejor.

Zach comenzó a beber alcohol a los 16 años y de forma bastante recurrente y sumando grandes cantidades de droga cuando comenzó a trabajar en un club nocturno, su hígado llegó al borde del colapso. Fue hospitalizado y le dijeron que necesitaría un trasplante de hígado, pero para ser candidato debía permanecer al menos 6 meses sobrio. 

No fue un proceso fácil para Zach. Su estado anímico no era el mejor, y muchas veces alucinaba y le costaba trabajo discernir entre la realidad y la ficción. Pero la compañía de sus perros fue crucial para sobrellevar aquél calvario. Muchas veces con sólo tocarlos y sentirlos cerca, lograba comprender que esa era la realidad.




Pero sus perros querían salir de paseo, finalmente ellos no sabían la difícil situación a la que se enfrentaba su dueño, así que Zach tenía que llevarlos afuera.  

En uno de esos paseos, Zach vio la silueta de un hombre encorvado cerca de ellos. Sin ánimos de encontrarse con él, no le prestó mayor importancia y se dio la vuelta. Pero el hombre se acercó a ellos, y en vez de prestarle atención a Zach, comenzó a jugar con sus perros. Ni siquiera le preguntó a Zach por qué se veía tan enfermo.

Lo realmente sorprendente de este encuentro, fue el gran impacto que tuvo en la vida de Zach. Ese hombre era su vecino y hacía el mismo recorrido todos los días junto a su esposa. Aquel fue el primer día en que lo hacía solo pues su esposa había fallecido el día anterior. El hecho de conocer esta historia y de saber que ese hombre estaba viviendo algo tan terrible –o quizás peor– como lo que él estaba viviendo, lo conmovió. Sobre todo porque ese hombre nunca intentó llamar su atención, ni hacer que Zach sintiera lástima por él, y porque tampoco le preguntó a Zach cuál era su problema.




Desde aquél día ambos vecinos se volvieron buenos amigos, eso hasta que el hombre llamado Wendell, murió a avanzada edad hace un par de años. Zach por su parte regresó al médico y recibió una inesperada noticia: su hígado había comenzado a sanar y ya no era necesario un trasplante.

Sus probabilidades de vivir habían mejorado considerablemente, y de hecho ya no estaba en peligro de muerte. Sus caminatas junto a sus perros y una vida más sana habían hecho que su salud mejorara. Sus perros le salvaron la vida.

Esta experiencia de vida lo llevó a entregar todas sus energías a alguien más que él mismo y sus perros, Zach creó un refugio de animales llamado Marley’s Mutts que ha rescatado y rehabilitado a más de 3.000 perros desde que se creó y donde les han encontrado amorosos hogares.




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