La sonrisa de este perrito, le ayudó a encontrar un hogar.





Solemos saber cuando un perrito está feliz al verlos mover su colita y no parar de brincar, pero ¿qué tal cuando los vemos sonreír? Simplemente nos derriten el corazón y no es muy común verlos así.

Esto pasó con un lindo perrito llamado Brinks, pero que no siempre fue un perrito feliz. 

Este pequeño peludo pasaba la mayoría de sus días buscando comida en los contenedores de basura y vagando solo por las calles de Nueva York, hasta que Jon Bozak, le cambió la vida.

Jon conoció a Brinks (como decidió nombrarlo) hace 12 años. Lo vio un día lluvioso afuera de su departamento y de inmediato lo llevó en su coche. Esa fue también la primera vez que vio sonreír a un perro.
 



Jon, que ya tenía un perro, no estaba planeando tener otro, pero parece que Brinks no le dejó muchas opciones ya que saltó al asiento delantero, dirigió su mirada hacia él y le sonrió adorablemente. La sonrisa de Brinks conquistó el corazón de este gentil hombre y decidió adoptarlo 

Jon pasó varios meses buscando a los posibles dueños de este perrito, pero no tuvo éxito. Y después de cubrir la ciudad con miles de carteles con la leyenda de «perro encontrado», finalmente decidió hacerlo de manera oficial, parte de su familia. 

Ahora, 12 años después, Brinks todavía sonríe como si todo hubiera sucedido ayer. Sabe que Jon le salvó la vida y nunca lo olvidará.

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