Cada mañana, en el barrio de Fechenheim en Fráncfort, Alemania, una yegua blanca se pasea sola por las calles y de su brida le cuelga un letrero pequeño: "Me llamo Jenny. No me he escapado, solo estoy paseando. Gracias”.
Su recorrido suele transcurrir junto a los rieles del tranvía, lo que nunca ha supuesto un problema ya que los conductores de dicho tranvía la conocen y reducen la velocidad cuando la ven.
Su recorrido suele transcurrir junto a los rieles del tranvía, lo que nunca ha supuesto un problema ya que los conductores de dicho tranvía la conocen y reducen la velocidad cuando la ven.
Una vez uno de los conductores le dijo por el megáfono: "Jenny, ¿puedes dejarnos pasar, por favor?”, cuenta su propietario, Werner Weischedel, de 79 años de edad.
Desde hace 14 años, es que Jenny suele andar de aquí para allá y la policía ha tenido que tranquilizar a los ciudadanos que les llaman preocupados. Pero la yegua no representa ningún peligro. "Nunca hemos tenido que hacer algo al respecto", explica la portavoz de la policía, Isabell Neumann.
"Me llamo Jenny. No me he escapado, solo estoy paseando. Gracias”.
Cuando alguna persona llama, la policía pregunta a Weischedel: "Werner, ¿sabes dónde esta Jenny?". "Sí", le responde.
Sin embargo, para algunos es un problema que Jenny, sin supervisión, haga su caminata diaria. Algunos usuarios en internet han tildado de negligente al propietario, porque, según ellos, el caos en las calles podría producirle heridas al animal o este a otras personas.
Maren Hellige, de la Asociación Veterinaria Equina, comentó a un medio local que "Jenny se mueve mucho por los paseos y parece estar muy tranquila y contenta".
La yegua de 22 años de edad disfruta del contacto con la gente y animales. Sobre todo, desde que falleció su mejor amiga, una perrita llamada Charly, quien la acompañaba cada día a caminar.
La mayoría de las personas que se tropiezan con la yegua, la saludan cordialmente. Raphael Woellenstein, pasea con sus dos hijos y dos perros y cuando la ve, le da los buenos días y la acaricia. "Desde hace años pasea por aquí. Me parece fantástico".
Después de terminar su paseo, Jenny vuelve a su establo por la tarde a comer y descansar hasta el día siguiente. Cada día abandona el establo independientemente del tiempo. Si llueve o hace mucho frío, su propietario la cubre con una manta y ¡a pasear!